Crónicas del Aerosol

Domingo por la noche, se supone que todos están tranquilos en sus casas durmiendo o viendo el noticiero dominical, pero esta tribu nunca descansa. Una mochila, plumones, caps, latas y un olor a tinner completan la atmósfera; el motivo: Esta noche nos vamos de Bombin'.

Estefany Pechito es bien pesada para salir a la calle pero a la vez curiosa y ese misterio que te inspira la noche en las calles de Lima es razón suficiente para que me dejen de pesar los pies y simplemente me mande a latear, a conocer a mi primera tribu y sus actividades. Esta noche los chicos del DC Crew van a bombardear la ciudad y yo voy a poder participar en ello.

La gente los puede calificar de vándalos, vagos que no tienen nada que hacer pero hablar con ellos en el camino me enseña que hay mucho más de lo que se puede pensar a simple vista, son una organización flexible y para nada vagos. Cada lata marca alrededor de 5 lé y cada bombardeada por esta ¨villa de los reyes¨ implica unas 5 latas como mínimo, mi tribu se compone de jóvenes estudiantes que a la vez se recursean por amor al arte; un arte urbano que linda en la clandestinidad abierta, solo las tribus que comparten su bagaje conocen quién hizo qué y por dónde. Marcas tu ruta, tu territorio, tu presencia, TU CIUDAD.

Decidieron ir por Barranco, por una de las bajadas al malecón una zona nueva para ellos pero según dicen una zona segura. Manejo mi calletano pero me obligan a admitir que se trata de una actividad masculina y mi sola presencia les obliga a cambiar la ruta para que estén tranquilos y yo esté ¨protegida¨. El desconocimiento de la zona nos genera problemas, todo está demasiado iluminado y ¨el sistema¨ se encuentra en cada esquina. Mi tribu sabe que se la juega por andar pintando donde hay cámaras por montón -nuestros pies nos llevan a Miraflores- y un sereno en cada esquina, pero esos túneles son razón suficiente para jugársela el todo por el todo y bombardear la ciudad. Drow empieza su bomba y a la mitad de la pinta suena un pito y nos ilumina una luz azul; Drow corre lleva una de sus latas y deja su bolsa (pérdida pero así es esto) Hoce y yo nos sentamos en la escalera mientras miramos pasar al sereno, desde el otro lado de la calle Drow hace una seña para que lo sigamos y dejemos la escena.

Como buena observadora me alejo de la tribu y veo cómo ellos escapan, veo lo que hacen los serenos pero ninguno de los dos me ve, se siente una adrenalina tremenda y esa mezcla rara entre temor y poder me permite entender de alguna manera por qué es que estos chicos se lanzan a las calles a hacer sus pintas. Me reúno con ellos una cuadra más allá, les pregunto cuáles son sus estrategias de escape y también me cuentan que la estrategia les falló por escoger una zona tan vigilada y a unas horas no prudentes para un graffer ¨todo estaría normal si saliéramos plan de 3 o 4 de la mañana¨. De pronto la luz azul se vuelve a encender, una moto y una camioneta nos cierran el paso, le piden a Hoce que saque todo lo que lleva en la mochila, empieza a hablar y yo intervengo diciendo que estoy haciendo una investigación, era raro pero por primera vez siento que mi carné universitario me salva de una noche carcelera. Los serenos nos dejan en paz, pero no dudan escoltarnos fuera de su distrito, al final la tribu y yo somos lo que el resto de la ciudad no quiere ver.

Pasó todo esto pero no puedo evitar seguir sintiendo durante el camino de regreso a casa esa emoción que me produjo estar en la calle y vivir lo que ellos viven cada fin de semana, pueden decir que se trata de un acto vandálico pero estos chicos verderamente viven su ciudad, se apropian de ella y de alguna forma un tanto jocosa ante la autoridad dicen ¨Yo soy, aquí es donde vivo, por aquí paso y no soy uno más¨.