¿Por qué trabajar sobre graffiti?

Publicado por Giuliana on 18:13 comentarios (0)



Recuerdo las primeras veces que pinté una pared, mamá era fanática del “Blanco humo” y solo estaban nuestros muebles marrones y unos cuantos cuadros en la casa. Tenía 4 años y casi nunca veía a mis papás durante todo el día porque trabajaban; Andrés tenía 2 y no podíamos jugar juntos, así que casi todo el tiempo la pasaba con mi tía Mary escuchando sus historias de una juventud que tenía más de mitad de siglo. Cuando salía de su cuarto me aburría, no me gustaba El Chavo y solo daban Chespirito los sábados o domingos; entonces mataba el tiempo correteando y pintando con mis crayolas. Recuerdo que gané problemas por hacer eso, porque aquellos papeles no eran exactamente hojas para hacer dibujos sino, algunas veces, pedazos de los libros de medicina que atesoraba mi papá. Así que después de un par de rezondrones cambié a un “lienzo” más grande y que, a decir verdad, me parecía horrible así como estaba.

Me encantaba colocarme dos crayolas entre los dedos y correr por todo el perímetro de la casa, luego cambiaba de colores y volvía a pasar hasta que al final tenía un arcoíris, en seguida dibujaba y dibujaba hasta que miraba mi obra y la pared me parecía linda. Esas paredes blancas y deprimentes ahora estaban llenas de color y para mí se veían precioso. Claro a mis críticos de arte, nuevamente, no les hizo mucha gracia mi obra, esperaron al fin de semana y de nuevo cubrieron las paredes con Blanco humo. El olor de la pared recién pintada era delicioso, sabía que estaba mal y que me iba a ganar un problema pero esa pared recién pintada hacía que me brillen los ojitos porque tenía la oportunidad de dibujar algo nuevo y la ilusión de salirme con la mía. Era el primer período de Alan García, así que la situación no estaba para comprar y comprar pintura pero ¿qué rayos? era riquísimo pintar y luego esconderme en el ropero de la tía Mary para salir con ojos de cachorro esperando que no pase nada y solo me sonrían; claro, ilusión de chibola que solo juega con muñecas dentro de las 4 paredes de su casa. Al final la realidad y eso que algunos llaman madurez hicieron lo suyo y dejé de pintar.

Había olvidado todo esto y las sensaciones que me provocaba una pared blanca hasta que Alex, mi otro hermano menor, me empezó a contar sus hazañas con el aerosol. Creo que sus historias hicieron que recordara y me interese más en el tema, lo acompañé a un par de eventos y me gustaba la forma en que estos chicos transformaban las calles llenándolas de color.

Como futura científica social pretendo aquí analizar el graffiti y las dinámicas que involucra su realización. Si bien se trata de una transgresión, lo que muchos pueden considerar un acto vandálico, desde mi punto de vista constituye una apropiación del espacio y una forma un tanto contestataria de construir ciudadanía. Sé que los graffers no son unos angelitos y que hay una transgresión en sus acciones pero lo que quiero hacer aquí es entender sus actividades y plantear que se trata simplemente de una forma distinta de apropiación del espacio urbano. En este blog, aparte de presentar las entregas para mi curso de Metodologías Visuales, encontrarán información básica del graffiti y pronto algunas historias de mis experiencias en las calles.